Hace ya 15 años, cuando me inicié en el e-learning, busqué información sobre cómo era mejor ofrecer las unidades. ¿Era mejor abrir todo el curso de golpe o quizás preferible ir pautando, en función de un cronograma que yo misma había hecho? La bibliografía que encontré en aquel momento claramente se situaba a favor de no abrumar, de guiar, de abrir los contenidos a medida que se fuesen «superando» los anteriores. Y así, mis guías didácticas estaban llenas de:

«Cada semana (por ejemplo) se abrirá una unidad, con contenidos y actividades nuevas….»

Aplicaba un criterio temporal, el mío. Yo siempre he acompañado mucho a los alumnos, he abierto unidades los lunes, o los miércoles, por ejemplo, les he avisado cada semana, orientado, guiado en el nuevo periodo que teníamos por delante, he sido flexible con los rezagados. Y no estaba del todo mal. Pero en el fondo, me olvidaba de una parte de mi alumnado.

Existen otros criterios, configurables mediante la plataforma, en los que «un contenido o actividad se abre cuando se cumplen x requisitos, por ejemplo, haber completado un test o una actividad». Se crea un camino y a medida que recoges una piedrecita blanca del camino, se activa la siguiente. Siempre me las dí de que mis cursos tienen itinerarios más abiertos, y prácticamente nunca usé estas opciones de configuración tan sencillas.

Parecía que yo lo tenía claro: el contenido lo va abriendo el profesor. Para no abrumar, para acompañar. Pero…

Photo by Alexas Fotos on Pexels.com

el cambio

Confieso que con los años, tras reflexionar sobre mi trabajo y sobre cómo entendía la formación, he cambiado de criterio. Teniendo en cuenta que yo trabajo con alumnos adultos, ocupados normalmente, con poco tiempo o mucho, con poca motivación o mucha… Me he pasado «al otro lado».

Desde hace unos cinco años, más o menos, abro las asignaturas por completo. Eso sí, todo está en su sitio, trabajo mucho el aspecto visual (abajo el formato «churro» de las plataformas), la claridad, que las fechas que para mí sean importantes estén correctas, que todo esté en su sitio de la mejor forma. Y sigo acompañando, por supuesto, con ese criterio temporal, ya más sugerido que impuesto. Sigo disponible para todos los alumnos, para los que van más rápido y los que van más lentos. Y sigo poniéndome en contacto para recordar cosas, entre ellas ese ritmo que va a permitir distribuir la dedicación a la asignatura de una forma «equilibrada».

Y la experiencia ha sido muy positiva. Tal y como quedan las asignaturas, al que supuestamente puede llegar a abrumarse por la información, no le molesta tenerlo todo de partida. Pero al que prefiere tener una visión general, al que sabe que este mes tiene tiempo pero el mes que viene un pico de trabajo, le ha ayudado a organizarse y así se ha reflejado durante estos cinco años en las encuestas de satisfacción. Ha sido algo que ha llamado la atención de los alumnos, claramente de forma positiva.

Y como alumna, me he dado cuenta de que me gusta tener la panorámica completa. Soy adulta y sé organizar mi tiempo y mi aprendizaje. Me gusta poco que me infantilicen. Me gusta saber con tiempo los enunciados, bien escritos y desarrollados, de las actividades (sobre todo de aquellas en las que hay mucha reflexión, diseño o elementos de creatividad). No porque me vaya a lanzar a hacerlas, sino porque me gusta ir masticando lentamente, pensando y reflexionando. Eso me hace llegar a abordar la actividad con mayor madurez, aunque esa semana tenga un pico de actividades (laborales, familiares o de ocio). Mi cabeza ya ha ido pensando y solo hay que ir aterrizando de las nubes por las que llego a volar cuando una actividad es interesante. Reclamo este tiempo, tan satisfactorio muchas veces.

La vida del estudiante adulto online es incierta. Como digo, siempre hay muchos factores que influyen en el tiempo y atención que se le puede dedicar a una formación. Pero me gusta sentir que soy dueña de mi tiempo y que una asignatura no añade un elemento de incertidumbre adicional a mi vida. Y creo que justo es una de las ventajas de la formación online, la posibilidad de ser un poco más dueño de tu propio aprendizaje. Respeto otras opciones, pero en mis circunstancias personales y profesionales, como alumna y docente, ya no es una opción para mí, al menos de momento, no abrir de par en par mis asignaturas.

Deja un comentario